CASTILLO DE LOS TRES REYES DEL MORRO

Castillo de los Tres Reyes del Morro
Castillo de los Tres Reyes del Morro. Diseñado en las últimas décadas del siglo XVI por el ingeniero Bautista Antonelli, con miras a la protección de la Villa de San Cristóbal de La Habana. Junto al faro que lo acompaña, es símbolo de esa ciudad y de Cuba.

Durante los años 90 del siglo XX se realizaron labores de rescate y conservación de toda la obra, y, a partir de entonces, sus espacios se transformaron en galerías de arte, escenarios de eventos culturales, que convirtieron al baluarte en un popular atractivo cultural y turístico de La Habana. Desde las alturas del Castillo, emplazado en un risco de la entrada del puerto, podía visualizarse la primitiva villa, por ello se convirtió en el principal punto de contacto con las demás defensas. Esta condición hizo que la fortaleza constituyera la primordial custodia de la urbe hasta la construcción de La Cabaña, en el último tercio del siglo XVIII.


Historia
Es el 12 de julio de 1587 que llegan a La Habana Juan de Tejeda, maestro de campo, y el ingeniero militar Bautista Antonelli con la misión de inspeccionar la villa para establecer un sistema defensivo en la ciudad, que formaría parte de un sistema mayor diseñado en las colonias españolas del Caribe con el fin de garantizar la estabilidad y protección del circuito comercial. En 1588, durante una junta celebrada en Puerto Rico, Antonelli propone que, en el caso de La Habana, se construya un fuerte en el morro y en lado opuesto un fuertecillo con una trinchera, entre otras cosas.


Castillo de los Tres Reyes del Morro
Finalmente, Tejeda y Antonelli hacen su entrada en puerto habanero para acometer la empresa el 31 de mayo de 1589. Por tratarse de una obra de primer orden, llegan también expertos como aparejador de cantería, oficiales canteros, albañiles, carpinteros, cubero y fundidor de metal.
La construcción del Castillo de los Tres Reyes del Morro comienza en ese mismo año, al mismo tiempo que la del Castillo de San Salvador de La Punta. Debido a impedimentos económicos y a contradicciones entre los gobernadores de la Isla y Antonelli, la fábrica se prolongó hasta bien entrado el siglo XVII. En los tres primeros años iniciales la construcción del castillo es lenta, hasta que Maldonado Barrionuevo ocupa el gobierno y entre 1593 y 1594 las obras logran un considerable impulso. Entre 1600 y 1607 se cerraron las bóvedas y se concluyó la plataforma que se había venido construyendo, en la cual se colocaron 12 cañones, conocidos como los doce apóstoles. Otras obras complementarias, como alojamientos para las tropas, almacenes de municiones y víveres, algunos aljibes, se terminaron de construir hacia 1610. La plaza de armas contaba con unas siete unidades arquitectónicas destinadas a diferentes funciones; entre ellas sobresalían la iglesia y las casas para el alcaide y el capellán.
Castillo de los Tres Reyes del Morro
Inciden negativamente en el tiempo de duración y la marcha de la construcción, sobre todo, la escasez, inconstancia y heterogeneidad de la fuerza de trabajo, así como la inestable asignación y la mala administración de los presupuestos. Los gobernadores tenían que insistir constantemente para obtener el dinero y pedían préstamos cuando la situación se hacía crítica. No fueron pocas las veces que se paralizaron los trabajos, en ocasiones el endeudamiento llegó a ser permanente, tanto con los trabajadores asalariados como por la compra de materiales. La principal mano de obra era la de los negros esclavos y, en menor medida, la de los jornaleros; participaban también forzados de las galeras y otros presidiarios entre quienes se encontraban piratas de diferentes naciones que realizaban los oficios de albañiles, carpinteros y herreros, además de los peones. La diversidad de criterios y desavenencias entre los gobernadores, ingenieros y alcaides también perjudicó el proceso de ejecución de la fortaleza. Algunos historiadores señalan la fecha de terminación del castillo en 1630 y otros en 1640.
Castillo de los Tres Reyes del Morro
En 1763 los ingenieros militares Silvestre Abarca y Agustín Crame comenzaron la reconstrucción de la fortaleza, dañada por el ataque inglés. Se transformaron elementos esenciales de la estructura para poder crear nuevos espacios funcionales. Aumentaron los volúmenes, dando mayor altura y espesor a la superficie de los baluartes, a las plataformas y a los parapetos. La reparación añadió dos baluartes, un foso, un camino cubierto, aljibes, cuarteles, calabozos y almacenes, espacios todos que asimilaron las irregulares características del terreno. En su nivel inferior y por la parte que da a la bahía, se situaron las baterías Doce Apóstoles y La Pastora.
El fanal original se colocó en el medio baluarte del Morrillo, y se alimentó con leña hasta el siglo XVII; a principios del siglo XIX, con gas, y, más adelante, con aceite. Posteriormente fue demolido y el Real Cuerpo de Ingenieros levantó otro faro en 1844, al que se nombró Faro de O' Donnell. En 1945 fue electrificado; su luz irradia hasta unas 18 millas de distancia.

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